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Sergio Morales: “Si algo tenemos claro quienes hemos trabajado en The SPA Studios es que Klaus es y será algo inolvidable”

Hace unas semanas se estrenó Klaus, la película española de animación desarrollada por Sergio Pablos (creador de ‘Gru, mi villano favorito’) y el estudio The SPA Studios para Netflix. Quienes ya la han visto coinciden en la belleza de esta producción. Desde U-tad estamos muy felices de que alumnos y antiguos alumnos hayan participado en la producción. Por eso en los próximos días publicaremos las impresiones de algun@s de nuestr@s chic@s en nuestra sección de noticias.

Comenzamos hoy con una entrevista a Sergio Morales, antiguo alumno de nuestro Grado Oficial en Animación, Junior Compositor and 3D Generalist Artist, que ha trabajado como Shot Prep Artist en Klaus. ¡Dentro entrevista!

ALUMNO DEL MES

 

¿Cuál ha sido el trabajo de tu departamento en Klaus?

Definir mi labor en Klaus es una de esas preguntas difíciles que nunca sé cómo responder. Mi puesto de trabajo era el de Shot Prep Artist, que previamente a mi incorporación en la plantilla se llamaba Checking. Digamos que el departamento de Shot Preparation tenía como labor principal la preparación de cada plano de la película desde su fase inicial del Layout hasta el Final Comp. Sin embargo, y por motivos propios de la producción, nuestro departamento llegaba a ser más como un cajón de sastre (en el mejor de los sentidos) para el resto de departamentos. Shot Preparation, al final, se encargaba de preparar los planos para los artistas, corregir esos mismos planos, renderizar, exportar, e incluso ayudar en el envío de recursos de marketing para Netflix. La idea principal del departamento de Shot Preparation era la de asegurarse de que todos los planos llegasen al final de la película, y esa labor – en una película en la que se unían tanto elementos 2D como 3D con cámaras que podían ser 2D como 3D – hizo que todos nosotros tuviéramos que aprender a dominar ambos ámbitos de la animación a la perfección, y ha sido un gran departamento de aprendizaje y experimentación.

 

Y, concretamente, ¿cuál fue tu labor?

Mi rol en el departamento de Shot Prep, al igual que el de mis compañeros, fue cambiando. Al principio cada uno de nosotros nos encargábamos de una fase en la película. Mi rol principal era el de recibir los elementos 2D acabados – en este caso el Ink and Paint -, y enviarlo a Pre-Compositing, donde se preparaban para el proceso de iluminación. Durante mis primeros meses mi trabajo consistió en corregir y preparar esas capas de dibujo con máscaras y enviarlas a Nuke junto con las cámaras que se exportaban también desde el Software 2D la mayoría de las veces. Sin embargo, el rol de Shot Prep era muy ambiguo. Creo que tuve mucha suerte de entrar en ese maravilloso departamento liderado por mi excompañera Angelica Chieffi.

Nuestro departamento era el que tenía la responsabilidad de resolver los problemas que tenía cada uno de los planos de la película (que creedme, eran muy diversos y extraños). Por eso la lead del departamento, así como como el resto de compañeros, se encargaron de que todos nosotros nos sintiéramos como en familia. Todos nos enseñábamos los unos a los otros, todos aprendíamos a hacer el trabajo de los demás para apoyarles cuando tenían mayor carga, y todos teníamos como norma resolver situaciones en vez de buscar culpables. Al final pasé por preparar los planos desde las primeras fases de la película hasta el mismísimo final. Gracias a que tenía conocimientos de Nuke también pude ayudar en la preparación de los planos de compo para hacer los envíos de Marketing para Netflix, por lo que pude aprender y enseñar al resto de mis compañeros en las últimas fases de la producción de la película.

 

¿Qué supone para ti haber participado en esta producción?

En The SPA Studios, al igual que seguramente en todas las producciones de este tipo, siempre hay momentos para recordar: momentos en los que creías que no ibas a ser capaz de terminar la tarea, momentos de risas con los compañeros, y momentos de tensión y cabreos porque el trabajo no sale como debe. Sin embargo, si algo tenemos claro quienes hemos trabajado en The SPA Studios es que Klaus era, es y será algo inolvidable.

Al final en este oficio se trabajan muchas horas, muchas más de las que deberías, pero todos pusimos mucho de nosotros mismos para que saliera la película adelante. Ya no era por dinero o curricular, sino porque esta película es especial, especial en todos los sentidos. Especial porque la técnica que se ha utilizado ha sido innovadora e inigualable en muchos aspectos, y especial porque todos estábamos seguros de que la historia que estábamos contando merecía todos los esfuerzos que sin duda hicimos todos.

He tenido la suerte de ser parte de este fantástico equipo para esta producción que sin duda marcará un antes y un después en nuestras vidas, pero de lo que más orgulloso estoy es de la gente que he conocido.

 

Es una apuesta muy potente del cine español, que además se retransmite mediante una plataforma tan potente también como Netflix, ¿qué opinas sobre esto?

Si no estoy equivocado creo que Netflix tuvo que escuchar esta idea en más de dos ocasiones para lanzarse a apostar por ella, pero sin duda creo que están orgullosos de su punta de lanza en largometrajes de animación. Creo que es una demostración de un cambio, un cambio de espectador que elige lo que quiere ver y cuándo lo quiere ver desde el mando de su casa. Pero sobre todo es un cambio para el mundo de las historias que demuestra que la animación no es solo para niños. Demuestra que no solo Disney puede hacer películas navideñas que merezcan la pena, y demuestra que en España hay muchísimo talento que está esperando la oportunidad de demostrar de lo que somos capaces.

 

¿Qué es lo que más te haya gustado e impactado de esta producción?

Creo que lo que más me ha gustado, y seguramente a muchos de mis compañeros también, es cómo se unían talentos tan diferentes como animadores 2D y 3D, cómo se preparaban Layouts 3D animados para luego generar esos preciosos backgrounds completamente dibujados a mano. Era simplemente maravilloso. Sin embargo, lo que más me ha asombrado ha sido el tema de cámaras. En Klaus había tres tipos de cámaras, cada una muy diferentes. Recuerdo a mi excompañero Rubén Berkeley, encargado de resolver ese tipo de planos en los que muchas veces se tenía que reconstruir completamente el escenario y resolver las cámaras por separado invirtiendo decenas de horas. Siempre recordaré su frase típica: «Es que eso no va a encajar nunca…» (spoiler: al final él siempre lo encajaba todo).

 

¿Crees que es una oportunidad de cara al futuro haber trabajado en este proyecto? ¿Por qué?

Estoy seguro de que haber participado en mayor o menor medida en esta película nos va a abrir muchas puertas en un futuro. Innova en suficientes cosas para que el resto de producciones puedan aprender de ella, y podemos enseñarles lo que hemos aprendido. Por suerte Shot Prep es uno de los departamentos que más enseña de cara a nuestro futuro.

 

 

Klaus, una experiencia de vida

 

 

¿Cómo definirías tu paso por Klaus?

Estudié Animación y nunca me habría visto trabajando para una producción 2D, y cuando tuve la oportunidad de unirme al proyecto pensaba que no iba a poder dar la talla en esta película. Klaus me ha demostrado que muchas veces nos infravaloramos y que nunca puedes dejar de aprender. He conocido a gente increíble que sigue aprendiendo y disfrutando de su trabajo, y ahora mi objetivo es seguir aprendiendo y demostrando que cada película te enseña algo. Además, el factor humano siempre es el más importante, ¿no?, pues después de Klaus ahora los antiguos ‘Shot Prepers’ estamos realizando un corto de animación mixto 2D/3D, estamos planeando viajes, y quién sabe si volveremos a trabajar en algún sitio juntos.

 

¿Qué has aprendido a nivel personal de esta experiencia?

Valorarte a ti mismo es fundamental en este mundo. Muchos de los artistas que nos queremos dedicar a este mundillo tendemos a ser introvertidos, tendemos siempre a compararnos con Glen Keane, Sergio Pablos, o Borja Montoro, pero tenemos también que ser capaces de saber valorar nuestros puntos fuertes y exprimirlos. Siempre se dice que hay que trabajar mucho para que te den la oportunidad – y eso es así -, pero también hay que saber en qué invertimos nuestros esfuerzos y tiempo para centrar nuestras capacidades y, sobre todo, nunca dejar que el miedo a no saber hacerlo bien, a no saber hablar el idioma, o a no saber utilizar un software, te frene.

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