Formarte en desarrollo de aplicaciones significa aprender a programar. Esto requiere, además, adquirir conocimientos del ecosistema del desarrollo de software, es decir, aprender a usar las herramientas de un desarrollador de software y aprender a trabajar como un desarrollador de software. A realizar proyectos, a coordinarse en equipo usando metodologías ágiles, a compartir ideas y a crear soluciones para cliente. Y mucho más. Nos lo explica Nayra Deniz, coordinadora de Ciclos Formativos en Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma en U-tad. ¡Apunta lo que nos ha contado!
Nuestro cliente por excelencia son las personas. El software existe para mejorar la vida de las personas, ya sea porque es una aplicación móvil que nos entretiene y socializa, o una web que nos permite agilizar trámites sin tener que ir a algún lugar físico, o el software que le permite a una persona dependiente avisar si necesita ayuda solo apretando un botón, o ni siquiera eso.
Estos son solo algunos ejemplos reales, pero en el horizonte hay muchas tecnologías emergentes que están pendientes de ser desarrolladas. La inteligencia artificial, la industria 4.0 o la ciberseguridad entre otras, necesitan de desarrolladores de aplicaciones. Esto significa mucho empleo, ahora y en los próximos 30 años como mínimo en este sector.
La programación es una habilidad que no se nos enseña en nuestra edad escolar, y por ese motivo suele dar un poco de miedo al principio, por desconocimiento. Debe aprenderse desde abajo y poco a poco, y con trabajo, paciencia y mucho tesón, conseguimos dominarla en cosa de 4 o 5 meses. Hay quien tarda menos, y hay quien puede tardar algo más. Es habitual desesperar al principio, al entrar en primero viniendo de bachillerato donde ya tenemos todo dominado, es difícil pensar que nos cuesta entender o resolver algo a priori sencillo. Eso sí, una vez transcurrido ese periodo de aprendizaje, es genial ver cómo se abre ante nosotros un mundo de posibilidades, y empezamos a ver cada nuevo concepto y cada nuevo reto de programación, como una nueva posibilidad de hacer más cosas.
Durante el tiempo que estamos estudiando desarrollo de aplicaciones, nos puede parecer que no paramos de aprender conceptos, lenguajes, herramientas, ahora web, ahora móviles, ahora servicios… Podemos llegar a sentir que son un sinfín de cosas y cuando se acerca el final de los estudios, a lo mejor, se nos ocurre que ya hemos terminado por fin de aprender todo lo que tiene que ver con desarrollo de software. Nada más lejos de la realidad. En esta profesión nunca se deja de estudiar y de aprender cosas nuevas, formas de programar, nuevas metodologías, lenguajes más eficientes, nuevos frameworks de desarrollo que impulsan la productividad, y no hay forma de librarse, porque nuestro trabajo lo requiere.
Ver nacer auténticas maravillas del software
Un aspecto importante de la profesión del desarrollador de software y que en ocasiones se pasa por alto, es lo que se aprende de absolutamente cualquier otra materia con el objeto de entender el problema del cliente. Lo explico con un ejemplo. Como decía antes, el centro de nuestra profesión son las personas. Si un grupo de personas, pongamos un departamento de administración, tiene ciertos problemas para realizar parte de su trabajo y deciden buscar una solución software, ya sea a medida, ya sea un paquete de software del mercado que siempre habrá que configurar, ahí detrás tendrá que haber un equipo de desarrolladores que entiendan las labores que realiza ese grupo de personas para poder configurarles o desarrollarles la solución que necesitan.
Habrá que aprender de nóminas, préstamos, financiación… porque habrá que darles una solución válida. Lo mismo si hablamos de médicos, físicos, brokers, … ¿Cómo es posible que los informáticos sepan de todo? Pues nunca seremos tan buenos en física como el que nos ha pedido una aplicación para controlar ese reactor nuclear, pero más nos vale habernos enterado bien y haber empatizado bien con las necesidades del cliente.
Tampoco nos tiene que asustar todo esto, os informo que el proceso de desarrollo de software está bastante industrializado. Esto significa que hay una ciencia que es la ingeniería del software que se va a encargar de minimizar los riesgos. A través de toda una serie de procesos de estudios previos, valoraciones, análisis, planes de pruebas, entornos preproductivos, y bastantes más elementos pertenecientes al ecosistema de QA, se asegurará la calidad del producto desarrollado antes de su puesta en producción, y durante el ciclo de vida del mismo.
Lo cierto es que formar parte del mundo del desarrollo de aplicaciones es bastante divertido, como habéis visto se aprenden muchas cosas, pero además tiene más ventajas. Si te gusta conocer gente, ya sea porque te dediques a hablar con el cliente, ya sea porque, como es habitual, el equipo de desarrollo donde trabajas es uno de los que participan en un proyecto conjunto, estás siempre en contacto con otros técnicos. Si te gusta viajar, habitualmente se hacen colaboraciones internacionales que requieren viajes de trabajo para conocer, presentar, formar, … gente de otros países. Si prefieres el teletrabajo, es un sector que te permite trabajar desde donde quieras mientras tengas conexión a internet. Por supuesto, si te gusta el desarrollo, con tiempo, esfuerzo, muchas horas delante del ordenador y trabajando con tus colegas, ves nacer auténticas maravillas del software.