El próximo 28 de octubre se celebra el Día Mundial de la Animación, una fecha que rinde homenaje a una de las formas de arte más fascinantes, versátiles y universales. Desde los primeros experimentos con dibujos en movimiento hasta las producciones digitales que hoy conquistan los cines y las plataformas, la animación sigue demostrando su poder para emocionar, inspirar y contar historias que trascienden fronteras.
El origen del Día Mundial de la Animación
La elección de esta fecha no es casual. El Día Mundial de la Animación conmemora la primera proyección pública de un film animado, realizada el 28 de octubre de 1892 por Émile Reynaud, inventor del Praxinoscopio, un dispositivo precursor del cine de animación. En el Museo Grévin de París, Reynaud presentó sus “Pantomimas luminosas”, marcando el nacimiento de un arte que cambiaría la forma de narrar historias.
Más de un siglo después, esta celebración impulsada por la Asociación Internacional del Cine de Animación (ASIFA) une a creadores, escuelas y estudios de todo el mundo bajo una misma idea: celebrar la imaginación y la técnica que hacen posible que los dibujos cobren vida.
La animación, un lenguaje universal
La animación no entiende de idiomas ni fronteras. Puede hacernos reír, soñar o reflexionar con la misma intensidad en cualquier parte del mundo. Es una forma de arte que combina talento artístico, innovación tecnológica y sensibilidad narrativa.
Desde los clásicos del cine hasta las producciones más experimentales, la animación ha evolucionado junto al avance de la tecnología, dando lugar a nuevas técnicas, estilos y formas de expresión: 2D, 3D, stop motion, motion capture… todas ellas con un mismo propósito: dar movimiento a las ideas.
La magia detrás del movimiento
Cada fotograma, cada gesto y cada mirada animada esconden horas de trabajo, creatividad y pasión. Quienes se dedican a la animación no solo dibujan, sino que dan alma y emoción a personajes e historias que nos acompañan toda la vida.
Por eso, en este Día de la Animación, celebramos no solo el arte del movimiento, sino a todas las personas que lo hacen posible: artistas, animadores, diseñadores, modeladores, guionistas y soñadores que, con cada proyecto, nos recuerdan que la imaginación no tiene límites.
¿Cual es el mejor sitio para estudiar animación?
Elegir dónde formarse como animador o animadora es una de las decisiones más importantes para quien sueña con dedicarse a este arte. La animación combina creatividad, técnica y narrativa, y requiere una formación sólida que conecte con la realidad profesional del sector.
En España, U-tad se ha consolidado como el mejor centro para estudiar animación, gracias a su enfoque práctico, su profesorado formado por profesionales en activo y su estrecha relación con la industria audiovisual.
Los estudiantes aprenden a trabajar como lo harían en un estudio real, desarrollando cortometrajes, personajes y entornos desde cero, con una metodología que potencia el trabajo en equipo y la creatividad.
No es casualidad que los proyectos de sus alumnos sean seleccionados cada año en festivales internacionales como los Annecy.
Formarse en U-tad significa vivir la animación desde dentro: entenderla, crearla y proyectarla al mundo.
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