El pasado mes de septiembre se inauguró una exposición sobre el arquitecto y escenógrafo Paul Nelson en el Centro Georges Pompidou de París, en la que ha colaborado como asesor científico nuestro profesor de Sistemas de Representación en el Grado en Animación, y arquitecto de profesión, Javier Escalonilla. Hablamos con Escalonilla sobre lo que implica esta exposición, y sobre su interés por el mencionado arquitecto al que sigue la pista desde hace tiempo, tanto, que hasta ha dedicado su tesis a uno de los trabajos del estadounidense. ¡Por cierto! La exposición estará abierta hasta el mes de febrero ?
¿Por qué te atrae la figura de este arquitecto?
Me parecía un personaje con una visión bastante poliédrica, muy atractiva, de la que se podían sacar muchísimas líneas de investigación. Hice una tesis sobre uno de sus proyectos, La Maison Suspendue, una casa que nunca construyó. Me llamó la atención que las habitaciones estaban colgadas del techo, en vez de estar apoyadas sobre pilares o sobre forjados. Cuando hice el curso de doctorado y tenía que buscar un tema de tesis me di cuenta de que me interesaban esos arquitectos secundarios que pasan desapercibidos, algo que sucede mucho en las artes, en el cine.
Él pertenecía a ese tipo de personajes secundarios que transitaron por caminos singulares para explorar cómo podía avanzar la arquitectura en las primeras décadas del siglo XX, antes de la II Guerra Mundial. Estudió literatura en Princeton y antes de terminar (y de obtener el diploma,) se marchó a Francia para participar en la I Guerra Mundial como piloto voluntario en el bando aliado contra los alemanes. Después, con 24 años, quiso estudiar arquitectura sin tener conocimientos de dibujo ni de arquitectura. Además, practicaba la pintura, la música… no sabía muy bien a qué iba a dedicarse.
Era un perfil muy mixto. ¿Cómo le fue después como arquitecto?
Su primera mujer pertenecía a una familia muy conocida de arquitectos y artistas, así que le fue presentando a personas de ese mismo círculo. Así conoce a Picasso, a Miró y a muchos más artistas que en el periodo de entreguerras están en París. Se mueve entre todos ellos y, a la vez, se forma en Beaux Arts, la escuela de arquitectura de París.
Obtuvo su diploma en el año 27 y su primera intención fue trasladarse a Estados Unidos, ya que en aquella época un arquitecto que se había formado en Europa tenía mucho prestigio. Se traslada allí, pero no tuvo mucho éxito. En cambio, lo que sí hizo fue marcharse a Hollywood para hacer los decorados de una película. Le encargan la dirección artística de ‘What a widow’, lo que le permitió introducir a través de la pantalla todo el desarrollo artístico, cultural y arquitectónico moderno que se estaba forjando en Europa y que aún no había fructificado en Estados Unidos.
Así aprendió algo que fue vital en su carrera: a conocer y a entender el espacio de una forma diferente a cómo se lo habían enseñado. Entendió que el espacio y el tiempo están relacionados, y lo que significaba la cuarta dimensión. Es decir, que cualquier escena podría suceder en cualquier ámbito de una casa, y que eso no lo podías narrar con una fotografía, sino que te tenías que desplazar con una cámara para narrar la escena alrededor de los personajes. Le permitió entender que el espacio no era ni estático ni tenía rigidez funcional, y que se podían establecer unos recorridos en la casa que hiciesen que el espacio fuera algo dinámico. Eso le llevó a cambiar su idea de la arquitectura. Frente a la rigidez funcionalista trata de explicar que una casa es un elemento vivo, y que el propio habitante puede configurar su espacio y decidir cómo se habita en él. Es interesante que un arte como el cine le obligara a cambiar su concepto de espacio y a hacerle replantearse su forma de hacer arquitectura.
¿Así consigue algún tipo de reconocimiento?
Con la llegada de la II Guerra Mundial se tiene que marchar a Estados Unidos. Cuando vuelve a Francia, el estado francés le encarga varios hospitales, y eso es lo que le va a dar más fama. Fueron proyectos en los que se incorporaban elementos que hasta entonces no se habían tenido en cuenta en los hospitales: quiso hacer que el paciente se sintiera en casa, que las habitaciones fueran más humanas. Incluso pensó las salas de operaciones en función de los recorridos para mantener la asepsia de los hospitales.
¿Te conocían en el Centro Georges Pompidou de París?
Cuando comencé mi investigación viajé al Pompidou de París porque supe que tenían información sobre Paul Nelson. Contacté con el director del departamento de arquitectura, Olivier Cinqualbre, que se interesó por saber quién estaba trabajando en la historia de este arquitecto tan poco conocido y que para él tenía mucha importancia. En 2010 me ofreció una estancia como investigador invitado, de tres meses, para trabajar en los archivos. Hice un trabajo de registro, de constatación de lo que tenían, de ordenar… y a la vez ese trabajo me sirvió como base para elaborar mi tesis. Después decidieron hacer una exposición sobre Paul Nelson, y contactaron conmigo para que formara parte de los asesores del comité científico.
¿Cuál ha sido tu trabajo como asesor científico?
He colaborado con un artículo, como autor, en el catálogo sobre uno de los proyectos, La Maison Suspendue, la casa que mencioné antes que nunca se construyó. Era una casa que parecía un plató de cine o teatro. Estaba recubierta con vidrios. Paul Nelson pensaba que la sociedad tenía que evolucionar en dos vías que se debían de hibridar: la individual y la colectiva. Por eso consideraba que las casas debían albergar espacios donde el individuo se pudiera retirar para desarrollarse intelectualmente. El salón se convertía en un espacio de intercambio con el resto de los habitantes, y desde el que se podía ver la casa al completo con una sola mirada.
También he participado en temas relacionados con la cronología y biografía de Paul Nelson, aportando datos de lo que estaba haciendo en cada momento, sobre todo referente a temas relacionados con arquitectura doméstica que él desarrolló y que no estaba estudiado, pero yo tenía información de ello.