Ana Rojo es desarrolladora XR y responsable de la línea de salud de 6DLab. Es Ingeniería Biomédica especialista en TIC, y estudió el Máster Universitario Oficial en Computación Gráfica, Simulación y Realidad Virtual de U-Tad. Desde el inicio de sus estudios adquirió conocimientos de análisis de imagen médica, llegando a desarrollar una metodología basada en redes neuronales convolucionales.
Ha trabajado en diversos proyectos que aplican la tecnología al ámbito médico-sanitario, como el Proyecto Multicéntrico Prospectivo para Diagnóstico de EGHNA, en el que contribuyó desarrollando una metodología de inteligencia artificial para la segmentación automática del hígado a partir de imágenes de realidad mixta. También ha trabajado en el Proyecto LANCELOT para aplicar realidad virtual y Biofeedback para el tratamiento de estrés en niños con autismo y fobia a perros. Además, se ha implicado en el Proyecto Virtual Transplant Reality para el tratamiento de ansiedad utilizando realidad virtual en niños con trasplante hepático.
Dado su conocimiento sobre las realidades extendidas (virtual, aumentada y mixta) hemos hablado con Ana Rojo sobre el presente y futuro de su aplicación en el ámbito médico. Esto es lo que nos ha contado:
¿En qué punto se encuentra la aplicación de la realidad virtual en el ámbito médico?
Es difícil concretar el estado de uso de esta tecnología en la medicina en genérico, porque, de por sí, el ámbito de la salud lo conforman numerosos campos y las características de cada uno suponen diferentes “barreras de entrada” que esta tecnología debe ser capaz de superar. Debemos tener en cuenta que la realidad virtual no sólo debe permitirnos generar un entorno simulado. En la medida en la que su aplicación implique guiar a un profesional médico en el diagnóstico o en la práctica de una terapia empezamos a hablar, por ejemplo, de adopción de estándares médicos o precisión en la medición de variables. Claramente, estas herramientas de realidad virtual van a requerir de la integración de otras tecnologías emergentes para que el valor que aporten al sanitario y al paciente justifiquen su motivo de uso. Por eso, en algunos ámbitos (terapia físicas, rehabilitaciones neuropsicológicas, tratamientos psicológicos en fobias, traumas o trastornos), donde su propósito es claro (someter al paciente/usuario a estímulos beneficiosos para su recuperación), se observa un gran avance en su aplicación.
¿Es ya una realidad en el sector o todavía no? ¿Médicos y otros sanitarios suelen salir formados en este ámbito desde las facultades o lo hacen durante su estancia MIR, EIR, etc.?
Como avanzaba antes depende del sector. En las ramas de la psicología y medicina física cada vez hay más profesionales que usan estos recursos de manera rutinaria, y otros muchos que buscan conocer más sobre estas tecnologías para poder adoptarlas en su modo de trabajo. Precisamente, si piden formación “extra” sobre estas herramientas, se debe a la falta de educación sobre su uso. Pero tampoco hay que echarse las manos a la cabeza por ello. En la medida en la esta tecnología cale en el flujo de trabajo de más hospitales y clínicas, se contemplará en la formación académica de médicos, enfermeros, psicólogos, odontólogos, etc.
¿Cuáles son los desafíos que aún hay que superar para que este tipo de tecnologías se utilicen con naturalidad en este ámbito?
En lo que al hardware se refiere me atrevo a identificar los retos que facilitarían el uso de esta tecnología. En primer lugar, la generación de gafas más ligeras y ergonómicas, algo bastante obvio, pero que no está siendo nada sencillo, ya que la reducción de tamaño compromete en gran medida las prestaciones de la gafa. El segundo es disponer de gafas sin cables a un ordenador, pero que tengan cierta libertad de desplazamiento, es decir, autónomas. Y el tercero es la integración de reconocimiento de manos. Fuera controladores, mandos, guantes y demás tipo de trackers. Porque si has simulado un entorno súper realista donde tienes un quirófano totalmente equipado, un paciente sedado y monitorizado, y luego comienzas a practicar una laparoscopia, y tu modo de interacción de introducir la cánula es utilizando el joystick… Evidentemente, esto es algo que desmotiva al usuario. Realmente no estamos tan lejos de este prototipo, de hecho, ya existen dispositivos que contemplan alguno de estos tres puntos.
En lo que a la tecnología en sí se refiere, creo que también hace falta transmitir a los usuarios estabilidad, consistencia y coherencia. Esta cuestión puede parecer ridícula pero los sanitarios están bastante desorientados con la cantidad de dispositivos, las diferencias en prestaciones, las restricciones entre plataformas y la disparidad en contenidos. En el momento en el que los usuarios perciban que es una tecnología confiable, la aceptaran con más naturalidad.
¿La adaptación de este tipo de tecnologías en el ámbito médico suele ser más complicada para los profesionales o para los pacientes? ¿cómo crees que puede superarse cualquier dificultad relativa?
Claramente hacer llegar esta tecnología a la medicina pasa por demostrar a los profesionales que puede ser un recurso valioso y eficaz. Y, generalmente, si ven en ello utilidad y facilidad de uso, lo reciben con muy buen agrado, porque, al fin y al cabo, es una tecnología que les va a beneficiar. Por tanto, está en nuestras manos estar al nivel para ofrecerles desarrollos que les ayuden a abordar intervenciones o tratamientos, y que realmente supongan una mejora.
Respecto a la reacción de los pacientes, entiendo que es muy diversa. Yo opto por pensar que son usuarios bastante “obedientes” y que entienden que si se les propone esa tecnología es porque presenta beneficios para ellos. Pero, obviamente, es necesario un periodo de aceptación y adaptación a la tecnología.
En cualquier caso, entendámoslo como una herramienta más a disposición de sanitarios y pacientes, por lo que, si para alguna de las dos partes no termina de funcionar, no pasa nada, hay otras alternativas.
¿Qué tipos de aplicaciones tiene ya la realdad virtual (y en general las realidades extendidas) en el ámbito médico? ¿A qué otras podrían llegar?
Al principio de la entrevista ya mencionaba algunas, quizás las más sonadas. Sin embargo, donde también ha tenido una gran aplicación la realidad virtual ha sido en la generación de simuladores. Los más “pros” han combinado las simulaciones físicas con simulaciones virtuales. Esto quiere decir que utilizan parte del equipamiento médico e instrumental necesario para la práctica de un procedimiento clínico junto a la recreación visual del mismo. Justamente, en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla hay una sala con 14 simuladores de estas características para entrenar procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos, los cuales requieren de un nivel de formación y práctica en el uso de instrumental muy elevado.
De entre las aplicaciones más interesantes están las terapias para pacientes con Alzheimer o Parkinson. Todavía están en fase de desarrollo y validación científica, pero poder recoger en esta tecnología distintos juegos orientados a estimular las áreas cerebrales afectadas por enfermedades neurodegenerativas con el fin de ralentizar su avance, lo considero un auténtico hito.
¿Otras aplicaciones de las realidades extendidas? Bueno, yo soy fan de la realidad aumentada y mixta, porque por naturaleza son menos artificiosas que la realidad virtual, lo cual obliga a desarrollos más “sencillos”, aparentemente. Yo entiendo su potencial en la capacidad de generar “hologramas” para todo tipo de datos clínicos, bien sean imágenes médicas proyectadas sobre el paciente en el quirófano, como sistema de apoyo quirúrgico, o bien sean resultados de un análisis hematológico, ¿No te imaginas una App donde tu médico de cabecera al acceder a tu historia clínica electrónica (HCE) escanea un identificador y puede ver todos esos datos, procesados y aumentados, en distintas capas de información, pudiendo comparar entre sí todos los análisis que te han realizado hasta la fecha y, con tan sólo un vistazo, pueda decirte si tus resultados son normales? Yo sí imagino esta solución, y otras muchas similares que podrían suponer una mejora en medicina preventiva como en la atención y el seguimiento médico de cronicidades.
¿Las realidades extendidas serán una medicina o técnica médica efectiva, real y normalizada en el futuro? ¿De cuánto tiempo estamos hablando para que esto suceda?
La medicina moderna tal y cómo la conocemos hoy ya es una ciencia cuyo motor de avance es la tecnología, y es un hecho irreversible, afortunadamente. Esto implica que la llamada “medicina del futuro”, seguirá basándose en la tecnología. Con esto quiero decir que será la propia tecnología la que transformará los procedimientos médicos, pero no “la medicina” como arte. Por lo tanto, sí, las realidades extendidas serán una técnica médica efectiva y real más que impulsará la medicina, pero su evolución va a depender de la existencia de un sector fuerte que apueste por ella y demuestre su aportación de valor. Actualmente, este sector todavía está despertando, por lo que siento que es pronto para predecir su evolución, pero sí siento que se está avanzando en esa dirección.
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