Teresa Valero es profesora de Dibujo aplicado al diseño de personajes, y de Psicología y personalidad en el Experto en Diseño de Personajes de U-tad, y acaba de publicar su cómic ‘CONTRAPASO. Los hijos de los otros’.Valero siempre había querido trabajar haciendo dibujos animados, pero en los años 80, cuando tuvo que decidir qué estudiar, en España no existían escuelas específicas para estudiar animación. Lo más cercano en ese momento hubiera sido cursar Bellas Artes, pero su situación económica, declara, no le permitía estudiar cinco años de una carrera que exigía un importante gasto en materiales. Por eso tuvo que decantarse en ese momento por estudiar una formación profesional de Administrativo y Comercial y, después, la carrera media de Turismo. Ambos estudios, aunque muy alejados de su vocación, le sirvieron muchísimo para su posterior vida profesional. Hablamos con nuestra profesora sobre su última publicación, su visión del mundo de los cómics, y sobre consejos derivados de su experiencia profesional. ¡Toma nota de lo que nos ha contado!
¿Cómo fue tu inicio en el mundo laboral?
Empecé a trabajar muy pronto, a los 16 años. Primero lo hice como secretaria en una empresa de transportes y, luego, también como secretaria, en los Estudios Cruz Delgado, donde en aquellos momentos estaban produciendo la serie de animación “Los Trotamúsicos”. Allí entré en contacto con varios animadores, que me fueron orientando sobre cómo dar el salto a la parte artística.
La oportunidad definitiva surgió poco después, porque un estudio madrileño, Lápiz Azul, hizo una selección de artistas para crear un departamento de layout. Yo no había dejado de dibujar en ningún momento, así que me presenté y, afortunadamente, obtuve una plaza en el equipo. Trabajé allí durante un año en varias series para el Canal + francés, bajo la supervisión de Philippe Vidal, con el que aprendí muchísimo. Después empecé a trabajar en Milímetros Dibujos Animados, donde Antonio Zurera me enseñó todo lo que era necesario saber para hacer Storyboard. En el año 96, junto a otros compañeros, decidimos crear nuestro propio estudio, Tridente Animación, que estuvo activo 12 años.
¿Desde cuándo te dedicas al mundo de los cómics y qué motivación encuentras en ellos?
Lo primero que hice en cómic, en 2006, fue escribir el guion de los tres álbumes de la serie BRUJEANDO, para el dibujante Juanjo Guarnido, que edita Norma. Después de eso escribí otros tres guiones de la serie CURIOSITY SHOP, esta vez un relato histórico de aventuras, para la dibujante Montse Martín. Y ahora, con CONTRAPASO, decidí que era el momento de liarme la manta a la cabeza y hacer un libro completo en solitario.
Mi principal motivación es que el lenguaje del cómic te da la oportunidad de contar una historia controlando por completo cómo quieres hacerlo, y sin necesitar grandes inversiones económicas. Tú puedes elegirlo todo: género, tono del guion, estilo gráfico, formato, duración… Es uno de los medios más variados y flexibles que existen, lleno de recursos expresivos. No es cine, no es ilustración, no es literatura y, sin embargo, tiene un poco de todo eso, así como sus propias características. Es fascinante.
¿Siempre has querido dedicarte al mundo de los cómics?
No. Al principio de mi carrera artística sólo quería hacer animación. En la época de Tridente Animación trabajamos siempre en series y largometrajes de otros creadores, lo que por un lado era estupendo, pues suponía una estupenda formación artística estar cambiando de estilo en cada proyecto. También intentamos financiar nuestras propias producciones, pero siempre resultaba frustrante, porque era algo realmente difícil conseguir financiación sin hacer enormes concesiones sobre el concepto o tus propias elecciones artísticas.
Siempre había sido aficionada al cómic como lectora. Además, el cómic de adultos es una fuente inagotable de historias de calidad y grafismos increíbles de todo tipo que abren muchísimo el horizonte de cualquier artista. Pero no fue hasta mi última época trabajando en animación que me di cuenta de que era el medio ideal para contar las historias que quería y de la forma exacta en que quería contarlas.
¿Es un mundo agradecido?
Bueno, a este nivel creo que es necesario hacer una distinción entre si es agradecido en un sentido de reconocimiento artístico o si lo es en cuanto a remuneración. Respecto a este último punto, no es nada fácil poder vivir solo haciendo cómics, mucho menos si lo haces únicamente para el mercado español. Si trabajas para otros mercados, como el americano o el franco belga, o si haces libros que se editarán simultáneamente en varios países, con editoriales compartiendo gastos de edición, sí es posible que puedas vivir más cómodamente.
Por otro lado, el reconocimiento al autor es muy alto y gratificante. Existen festivales nacionales e internacionales que son realmente agradables, donde puedes convivir varios días junto a otros artistas del medio y tener un contacto directo con tu público, saber de primera mano qué efecto ha tenido tu historia sobre cada persona, qué ha sentido viendo tus dibujos… Es algo maravilloso.
¿Qué querías contar con tu cómic: ‘Contrapaso. Los hijos de los otros’?
Contrapaso es un thriller, una historia de género negro ambientada en Madrid en el año 1956. Narra la investigación de dos periodistas de sucesos, un viejo falangista y un joven francés, hijo de un miembro de las brigadas internacionales, muerto en la Guerra Civil. Son absolutamente contrarios en todo y deberían odiarse, pero les une que ambos quieren esclarecer la muerte de una mujer que ha aparecido ahogada en el río Manzanares.
¿Tanto la historia como las ilustraciones son tuyas?
Sí, el guion, los dibujos y el color son completamente míos.
¿Qué te llevó a decidir el tema de este cómic?
Siempre me ha interesado mucho la historia. Mucho más aún la historia de España. Me parece que conocer nuestro pasado explica muchas cosas que están ocurriendo en el presente. El proceso de documentación, en el que tuve que leer muchos trabajos de historiadores y tener entrevistas con personas de todas las ideologías, fue enormemente interesante y revelador, y me enseñó muchas cosas que desconocía sobre la historia reciente.
¿Te has inspirado en referencias a la hora de crear esta obra?¿En cuáles?
En cuanto al guion, me interesaba mucho utilizar el tono de la buena ficción anglosajona que podemos ver en series como por ejemplo THE WIRE. Ficciones, además, en las que el trabajo de creación de personajes es muy importante y está cuidadísimo. Para mí, lo más importante de una historia son sus personajes y cómo estén construidos es una parte fundamental del éxito o fracaso de la narración.
En cuanto al apartado gráfico, quería hacer un dibujo semirrealista, bastante detallado, con un trabajo de color ambicioso que diera mucha importancia a la iluminación y en el que las paletas de color fueran parte de la narrativa añadiendo información a nivel emocional. Como referentes de este tipo de grafismo, a los que siempre acudo para aprender, están Miguelanxo Prado, Jean Pierre Gibrat, Juanjo Guarnido, Ana Miralles o Enrico Marino.
¿Cuánto tiempo te ha llevado su producción completa? ¿Has contado con algún tipo de colaboración o ayuda?
Han sido cuatro años de producción, pero es justo decir que no los he dedicado íntegramente a hacer el libro. También he trabajado en series y largometrajes de animación mientras tanto. No he contado con la ayuda de nadie, pero no descarto hacerlo en los futuros cómics que haga, sobre todo en el apartado del color, porque es un trabajo que lleva muchísimo tiempo.
¿Podrías explicar cómo es el proceso de creación de un cómic?
Antes de nada es importante tener una idea que te emocione, un punto que será la base de tu historia, la piedra sobre la que vas a construir. Después de eso, la cosa es como un árbol: va creciendo a base de ideas que tienes que ir ordenando y jerarquizando, porque no todas tienen la misma importancia. Mientras vas dando coherencia a todas esas ideas, debes ir perfilando tus personajes. Debes darle un pasado, un presente, un carácter, unos miedos y unas ambiciones. Y también un aspecto, que tienes que ir desarrollando con dibujos, con diferentes diseños, hasta que sientas que el aspecto físico de tu personaje es adecuado a su personalidad y pueden rendir un buen servicio a la historia que tienes en mente.
Cuando la historia está bien clara (tienes los puntos clave sólidamente descritos) es el momento de escribir el guion. Una vez acabado, lo que yo suelo hacer es un storyboard muy rápido de todo el cómic, del libro completo. Eso me permite ver la obra en su totalidad e identificar rápidamente qué partes funcionan y cuáles necesitan más trabajo, o si hay agujeros de guion que hacen que la historia se debilite.
Después de eso, toca picar piedra. El trabajo se vuelve un poco más mecánico: hay que dibujar todas las páginas, entintarlas (ahora podemos hacer estos trabajos digitalmente) y finalmente darles color. Solo quedaría rotular los diálogos en los globos, maquetar el libro y llevarlo a imprenta, de lo que suelen hacerse cargo los editores.
¿Qué recomendaciones darías a esos jóvenes que querrían dedicarse al mundo de los cómics?
Lo primero, que dibujen muchísimo, todo lo que puedan. Este es un muy buen consejo tanto si quieres hacer cómics, como animación, diseño, ilustración, o cualquier trabajo relacionado con el dibujo. Dibuja todo lo que puedas.
Después, estudia a otros dibujantes. Intenta aprender cómo resuelven los problemas, cuál es su proceso mental. Después de eso, abre los ojos a la vida: escucha todo tipo de música, lee mucho, ve buen cine, buen teatro. Se crítico, además, con todo lo que ves. Intenta analizar por qué unas cosas te gustan y otras no, qué es lo que te emociona y por qué. Y no le tengas miedo al trabajo.