Julián Larrauri es una de las figuras clave dentro de la animación española, lleva veinte años produciendo y dirigiendo diversos proyectos animados y manteniendo viva la ilusión y pasión que ha sentido desde siempre por el mundo de la animación.
De pequeño pasaba el día imaginando historias, escribiendo cuentos, dibujando cómics… Por eso, cuando llegó el momento de elegir a qué quería dedicarse, lo tenía claro. No obstante, a pesar de sus ideas fijas y del objetivo permanente, tuvo que decantarse por una formación vinculada al sector audiovisual, al no existir en aquel momento una carrera específica de animación.
Larrauri no desistió en su empeñó. “Seguí desarrollándome en la línea de contar historias, del cine y del storytelling”, explica a U-tad. Utilizó todas las herramientas que tenía para aprovechar su periodo universitario y orientarlo al máximo hacia lo que más le apasionaba. Incluso hizo su propio corto de animación en sus tiempos libres. Cuando terminó su carrera universitaria, dio un impulso a su andadura profesional en una productora de animación, aunque ya antes había coqueteado con la industria. Desde entonces no ha dejado de trabajar en una doble vertiente: la parte creativa, y la parte de producción.
Hoy, es productor delegado en Arcadia Motion Pictures, y trabaja concretamente en la película ‘Robot Dreams’; también es director del Máster Profesional en Dirección de Producción para Animación, VFX y Videojuegos de U-tad. Asegura que los profesionales que más saben de animación del ámbito nacional dan clase en este máster.
Hemos hablado con él sobre su evolución, sobre sus deseos de futuro, y sobre la situación de la industria. ¡Esto es todo lo que nos ha contado nuestro ‘profesor del mes’!
¿Cómo fueron tus comienzos en la industria?
Comencé como diseñador y como editor en Imira Entertainment, y poco a poco me fue picando la curiosidad por la producción y por la dirección. Me di cuenta de que entender una parte concreta del proceso estaba bien, pero los grandes contadores de historias tienen una visión global de cómo es todo el proceso creativo, que es la parte que a mi más me interesa desde entonces.
Me fui moviendo poco a poco hacia la concepción de proyectos. Por un lado, tenía una necesidad impresionante de formarme en el mundo del guion y de la narrativa, como storyteller. Me obsesioné mucho con eso. El primer trabajo que tuve fue en Original Artists, una agencia de guiones ubicada en Los Ángeles. Recibía una pila de guiones, tenía que leérmelos y hacer una selección para reducirla a la mitad. Eso me sirvió mucho para entender cómo funcionaba el sistema americano de creación de historias y desarrollo de proyectos, y para ver algo que para mí es fundamental: que todo proyecto que se desarrolle debe tener un equilibrio: tienes que hacer un proyecto que creativamente sea potente pero que a la vez sea interesante desde el punto de vista comercial.
Después tu carrera se ha consolidado con producciones de alto nivel…
Una vez que en Imira llegué a la dirección de producción dirigiendo episodios concretos, salté a Ilion Animation Studios como director de producción durante seis años. En ese periodo desarrollé Mortadelo y Filemón, que me valió la nominación a Mejor Director de Producción en los Goya. Después hice todo el plan de producción de El Parque Mágico.
En paralelo, un pequeño equipo de cinco personas, desarrollamos dos proyectos – Spellbound y Luck – que conseguimos vender a David Ellison, y que se han convertido en los buques insignia de Skydance, de la mano de John Lasseter. En su momento nadie creía en esos pequeños proyectos, sólo éramos cinco españolitos encerrados en un despacho… quién nos iba a decir esto: que nuestro sueño se iba a cumplir y a convertir en algo tan grande con tanta gente interesada en ello. Es algo de lo que personalmente me siento muy orgulloso.
En los últimos años estuve de Head of Production en el estudio B-Water. Ahí realizamos la primera serie de animación AAA con Unity, un motor de render de videojuegos. Es algo muy interesante desde el punto de vista técnico; es la tendencia que tiene ahora mismo la industria: olvidarse del render diferido y comenzar con el render en tiempo real. Ser la primera serie que lo consigue fue un reto bonito e interesante. Más allá de esto, como siempre he tenido este doble sombrero de creación y producción, dirigí algún episodio, escribí algún guion… un poco para mantener el músculo entrenado.
En aquella época, ¿era habitual tener tan claro que querías dedicarte a esos ámbitos?
Desde pequeño tuve muy claro que me fascinada el mundo de la animación. Una vez dentro, fui moviéndome de manera natural hacia la producción y la dirección. En esa época, en España, la animación era una industria que estábamos creando entre todos…
Afortunadamente tuve mucha suerte y mucha gente que generosamente apostó por mí y, después de muchos años, mucho esfuerzo personal, y muchas noches desarrollando mis propias ideas, fui creciendo gradualmente. Es un camino muy difícil, pero, al final, si eres persistente y tienes claro qué es lo que quieres —que a veces es lo más difícil— puedes especializarte.
Si me definiese a mí mismo como productor, te diría que soy un productor narrativo, aunque no existe el término. Un productor cuya obsesión es contar historias y proteger las historias, que es lo más importante dentro de un proyecto.
¿Tenías a alguien en quien fijarte para decidir trabajar en ese mundo?
Tengo hermanos ingenieros informáticos, traductores, cocineros, optometristas… dentro de mi familia yo era ‘el de los dibujitos animados’, el primero en quererse dedicar a esto. Nuestros padres siempre nos animaron a estudiar lo que quisiéramos, por muy loco que sonara, fuimos muy afortunados… Me intenté rodear de profesores y mentores que han sido y siguen siendo una gran influencia y, lógicamente, más adelante he ido conociendo compañeros de profesión que siguen siendo referentes.
Me acuerdo de Antonio Sánchez-Escalonilla, que posiblemente es la persona que más sabe de guion en España. El libro ‘Estrategias de guion cinematográfico’ es el libro de guion de referencia en España. Para mí fue un mentor, quien me contagió esa importancia por formarme muy bien en la parte narrativa, que es la clave de cualquier proyecto. Esto es importante porque puedes hacer un proyecto estéticamente muy bonito, muy saneado de producción, pero si no tienes una historia y unos personajes que lleguen al público, es imposible que ese producto funcione.
También me acuerdo de cuando estuvimos desarrollando “Mortadelo y Filemón”. Hablábamos con Javier Fesser y le decíamos: “vamos a hacer aquí esta simulación de pelo, vamos a usar este set de luces… y para conseguir eso y que los tiempos de render no sean demasiado largos, algunas cámaras las tienes que dejar quietas, no las puedes mover”. Ante esto Luis Manso, su productor, recomendó que tal vez había que renunciar a esa fotografía tan sofisticada si eso implicaba no poder mover las cámaras. Manso sabía que el ritmo es una de las marcas personales de Fesser, y que no se podía perder. Fue un comentario muy acertado, y ejemplifica muy bien la labor oculta del productor, buscando siempre lo mejor para la película.
Cuando hablamos de narrativa no solo es guion. También es ritmo, es lenguaje de planos, es lo que es contar la historia. Todos los departamentos aportan, desde lighting – con el uso de la luz para transmitir emociones-, hasta el guion, que sienta las bases de la estructura, o animación que le pone alma a los personajes y que logran la empatía del público.
¿Alguna vez te has arrepentido de haber llevado tus pasos hacia dónde estás?
La verdad es que no. Querer dedicarte al mundo de los dibujos animados es realmente una apuesta personal muy grande. Lo que cuesta es tomar esa decisión, y a los padres les da mucho miedo. Entonces, realmente al final es casi una lucha personal de aquel que se quiere dedicar a esto, contra el mundo que le dice que es mejor ser abogado o economista. Si realmente te apasiona tienes que ir a por ello, pero te tiene que apasionar de verdad. Tienes que plantearte que esto es lo que de verdad quieres hacer. Quien triunfa es quien hace lo que le apasiona. Es lo que te hace destacar en la industria. Si realmente estás apasionado con eso conseguirás destacar. Luego tienes que volcarte en ello.
¿Cuáles son tus puntos fuertes como profesional?
Uno de ellos es que conozco muy bien todo el proceso en la creación de proyectos de animación. Al final eso es clave. Es fundamental conocer en profundidad cómo funciona una película de animación. Desde la parte más narrativa, que para mí es la fundamental, tienes que saber diferenciar una historia buena de una mala. Después, haberte empapado de todo el proceso, haber empezado desde abajo del todo como asistente de producción, de dirección, como artista (editando yo mismo planos) … Conozco el proceso desde dentro, y cuando hablo con un artista se lo que es estar en sus zapatos.
¿Te encuentras donde quieres estar? ¿Quieres seguir recorriendo camino profesional?
Ahora mismo estoy produciendo ‘Robot Dreams’, una película de Pablo Berger, un proyecto impresionante, con una sensibilidad increíble. Tenemos un equipo que está haciendo un proyecto muy personal, que se centra en contar una historia con mucho corazón. Creo que dentro de la industria de la animación va a ser un bombazo. Va a ser un antes y un después.
Por otro lado, aunque estoy desarrollando muchos proyectos, tengo la espinita de hacer los míos. Quiero hacer proyectos yo, desde cero, con producción ejecutiva pura. Lanzarme a la piscina, empezar con nada, conseguir levantar un proyecto financiándolo yo, buscando cauces para sacarlo adelante. Siento que tengo muchísimo recorrido por hacer todavía, quiero hacer algo con personalidad propia.
Por el momento estoy desarrollando de manera independiente “El gran Leopardo”. Es un grupo multidisciplinar, un cortometraje muy necesario para los tiempos que corren. Habla de la importancia de la mujer en la sociedad, el respeto a nuestro planeta… lanza un mensaje que necesitamos escuchar. También tengo entre manos un proyecto de largometraje de animación. Poco a poco.
¿Cuáles son los puntos fuertes del Máster en Dirección de Producción de U-tad?
Todo lo que yo querría que me hubieran enseñado cuando me metí en esto está condensado en el máster. Todas las piedras con las que me he tropezado, todos los fallos que he cometido, las cicatrices que vamos teniendo por todos lados, de alguna manera los enseñamos. Personalmente me encanta enseñar los fallos que he cometido para que nuestros alumnos no los cometan. Ese es el objetivo. Ese conocimiento que hemos aprendido ‘a las duras’, nosotros lo enseñamos de manera condensada: les transmitimos cómo es el pensamiento creativo, análisis y viabilidad de proyectos, planificación, presupuestos, seguimiento… Para mi esa es la gran motivación de este máster.
Luego ves que, por ejemplo, la persona que en el máster te habla sobre financiación de proyectos es Manuel Cristóbal, que tiene una trayectoria impresionante levantando proyectos, siendo uno de los productores ejecutivos más importantes de nuestro país. Que una persona así esté enseñándote cómo se hacen proyectos de animación… es impagable. En Pipeline tenemos a Ramón Giráldez y a Jose Raluy, probablemente las personas con un conocimiento técnico de la animación y videojuegos más profunda de nuestro país, Silvia Lobo imparte asignaturas de legal y es la persona que cierra todos los contratos de animación en España, y así un largo etcétera. Tenemos lo mejor de cada casa, y la gente que más sabe de animación en el ámbito nacional está en este máster. Para mi ese es su gran valor.
Hemos diseñado entre todos un máster que cubre todo lo que un productor necesita saber, y también hemos tenido la suerte de contar con los mejores. Como profesional me da hasta envidia. Me digo: qué suerte tienen estos chavales de poder contar con esta formación, porque es como ahorrarte diez años de profesión. Están haciendo trampa, empiezan en la casilla veinte, no como nosotros que empezamos en la menos diez.
¿Qué inquietudes hay entre quienes deciden estudiar nuestro máster de producción?
Suelen ser personas que han estudiado un grado en animación o en comunicación audiovisual, o carreras relacionadas con el mundo del cine, incluso empresariales. Es el alumno estándar. También hay profesionales dedicados al mundo de la producción que, quizás, son assistants en una gran empresa y quieren dar un salto cualitativo en su carrera. También tenemos mucha gente que ha sido manager en una empresa pequeña y buscan este “atajo” para crecer.
¿En qué momento está la animación española?
El mundo de la animación vive un momento muy dulce, se están desarrollando muchísimos proyectos. El panorama audiovisual ha cambiado muchísimo, la pandemia lo ha acelerado, y el desarrollo de las plataformas ha provocado la necesidad de contenido. Ahora hay muchísimas plataformas compitiendo por ser las que tengas descargadas en tu teléfono móvil, y necesitan contenido. Si no tienen, la gente se va a la de al lado. En todo el mundo hay una necesidad increíble de generar contenido. Y Netflix demostró que da igual de qué país venga ese contenido, con tal de que sea contenido de calidad, el público lo consume. Se han roto mitos como que el público americano no ve películas con subtítulos, por ejemplo. Estamos en un momento de efervescencia que va a continuar.
Lo estamos disfrutando, es un momento muy bonito para la animación. Es más, con la que está cayendo (con motivo de la pandemia provocada por la Covid-19) se ha podido seguir produciendo, no ha sido necesario parar rodajes, como sí ha ocurrido con las producciones de imagen real.
Por eso creo que el momento de lanzarse a la industria es ahora. Aprovechemos Hay que ser inteligentes y coger esa ola para quedarse arriba. Si movemos bien nuestras fichas podremos mantenernos allí. Es hora de no dejarlo pasar.