Es profesora de motion graphics en U-tad, videoperiodista, montadora y directora de películas, y acaba de ser seleccionada como residente en la Academia de Cine, junto a otras 14 personas, de entre 985 candidat@s. Durante nueve meses Amaya Villar producirá un largometraje documental muy íntimo titulado provisionalmente ‘Culpa año Cero’. Con él descubriremos su historia más personal desde la calidad profesional de Amaya.
PROFESORA DEL MES
En U-tad estamos muy felices de anunciar que nuestra profesora Amaya Villar ha sido elegida residente en la Academia de Cine. Es una de las 15 personas (ocho mujeres y siete hombres) seleccionadas de entre 985, que durante nueve meses desarrollarán sus proyectos audiovisuales. Entre ellos hay tres largometrajes documentales, dos series y diez largometrajes de ficción. Desde la Academia de Cine se ha anunciado que “esta es la apuesta de la Academia por la creación”. ¡Enhorabuena, Amaya!
Nacida en Granada, y aunque creció en Asturias, Amaya lleva 31 años viviendo en Madrid. Imparte la asignatura de Motion Graphics en el Grado en Diseño Digital y la de Generación de Gráficos en el Grado en Animación de U-tad. Hasta hace unas semanas trabajaba como corresponsable de la sección de video en el diario digital Huffington Post. Cuando recibió la noticia de su selección como residente decidió pedir una excedencia para poder dedicarse de lleno a este nuevo reto, que sigue compaginando con su docencia en U-tad (que le apasiona).
“Adoro el mundo de la docencia, llevo 5 años dando clase en U-tad y no hay nada que me guste más que ver cómo hay alumnas y alumnos que parten de cero y, cuando terminan los cuatro meses de clase y presentan sus proyectos, soy yo la que aprendo de ellos. Entonces, este aprendizaje de ida y vuelta me encanta, me apasiona y me mueve mucho”, explica a U-tad.
A sus 36 años ha estudiado Comunicación Audiovisual y un FP de Imagen enfocada a fotografía, además de un Máster de montaje y postproducción. Después, fue becada en la Escuela Internacional de Cine de Cuba, lo que le abrió las puertas al mundo del cine y a festivales de primer nivel como La Berlinale.
Ha trabajado como fotógrafa, fue la primera mujer integrante del equipo de iluminación de Telecinco, e incluso ha trabajado en la Filmoteca Española restaurando cine (restauró películas de dos cineastas coetáneos a los Lumière). El sector del videoperiodismo también le ha facilitado un clima de estabilidad. Además, le ha permitido adentrarse en diversos universos, así como a entrevistar a políticos, escritores, artistas, actrices, actores, músicos y directores y directoras de cine. Incluso tiene historias curiosas, como una entrevista en vídeo a Pedro Sánchez cuando volvió a ser secretario general. «Fue como una ‘road movie‘. Nos montamos en el coche y la periodista Esther Palomera le entrevistó mientras yo les grababa a varias cámaras durante el trayecto a un mitin, en el único tiempo que Pedro Sánchez tenía disponible. Después muchas televisiones nos pidieron esa entrevista”, declara.
Amaya ahora está centrada de lleno en realizar su largometraje documental ‘Culpa año Cero’ (título provisional) que tenía guardado en un cajón desde que volvió del país caribeño en 2012. Esta producción narra su historia personal. “Cuando me fui siete meses a Cuba le dejé una sorpresa a mi novio: un pendrive lleno de vídeos de la webcam donde le prometía que todo iría bien, que éramos más fuertes que mis siete meses fuera. Pero me equivoqué. Y ahí empezó el caos”. Esta producción es un ensayo cinematográfico enfocado desde un prisma muy íntimo. “Hace poco alguien vio mi teaser y me dijo: ‘qué buena actriz eres’. Entonces yo me reí y contesté: ‘es que no estaba actuando, lo que sale en la película es de verdad mi vida’”.
Un desafío de nueve meses en la Academia
Hemos hablado con Amaya para entender de manera más íntima lo que supone para ella ser residente de la Academia de Cine. ¡Dentro entrevista! :
¿Cuáles son las ventajas de la residencia?
Ser residente es tener este espacio, el de la sede de la Academia de Cine, como lugar de trabajo durante nueve meses para que cada uno podamos desarrollar nuestra película. La Academia también pone a nuestra disposición la ayuda de un equipo de coordinación dirigido por Inés Enciso, que va haciéndose eco de la fase de desarrollo de la película en la que nos encontramos, y que va dándonos a conocer eventos relacionados con el cine e interesantes para cada proyecto.
La Academia también pone a nuestra disposición las mentorías personalizadas con una o un profesional del mundo del cine. En mi caso mi mentor es el cineasta Fernando León de Aranoa. Ya he tenido dos mentorías con él y su gran experiencia es una ayuda importantísima para hacer avanzar mi película.
©Alberto Ortega / Academia de Cine
¿Qué implica ser residente en la Academia de Cine?
Ser residente, a grandes rasgos, implica varias cosas: por un lado, es un requisito ir presencialmente cinco horas al día a la Academia de Cine para desarrollar tu proyecto. Por el otro, como contraprestación, recibes un sueldo mensual. Por eso he pedido una excedencia en el que era mi trabajo principal – videoperiodista en El Huffington Post-, para poder dedicarme a esto en cuerpo y alma. Sigo compatibilizando con esto la docencia en U-tad y el montaje de otro largometraje documental llamado ‘Monumental’ que estoy terminando y que se emitirá en el futuro en RTVE, que es coproductora de la película.
En definitiva, ellos ponen el espacio, la aportación económica mensual, la coordinación, las mentorías y distintas propuestas formativas. Además, si tienes que ponerte en contacto con algún profesional del mundo del cine, te facilitan la labor haciendo de intermediarios.
¿Cómo accediste a esta oportunidad?
Tuve que presentar varios documentos que formaban un dossier de unas 15 páginas, en el que tenía que exponer la sinopsis, el tratamiento audiovisual de la película, una carta de motivación, una de intenciones, etc. Además de todo esto, aunque no era requisito, hice un teaser de tres minutos, pues creo que mi proyecto es difícil de explicar con palabras y fácil de entender con imágenes. Es lo que siempre digo a mis alumnas y alumnos: si puedes hacer un extra para destacar, hazlo.
¿Qué sientes al ser residente en la Academia?
Me siento muy afortunada. A la vez, si pienso que para presentarme a la convocatoria me pedí una semana de vacaciones en la que estuve como 20 horas al día trabajando en esto y enfrentándome a mi eterno proyecto postergado, confirmo que con esfuerzo se consiguen las cosas. Siento que debo aprovechar esta gran oportunidad que se me ha dado. Llevaba con la idea de esta película en el cajón desde hace más de seis años, pero siempre surgían otros proyectos de otros directores en los que asumía la labor del montaje. Ahora, por fin, puedo aparcar todo lo demás y ponerme a ello de lleno para, además del montaje, comprometerme con el guion y la dirección. Que me paguen por hacer lo que me apasiona me parece el mejor regalo del mundo, así que trataré de devolverle a la Academia la confianza de la mejor manera posible en forma de película.
¿Crees que esta apuesta de la Academia de Cine continuará? ¿De qué manera?
Con el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Madrid siempre está la opción de que esta iniciativa no se repita, pero en la rueda de prensa que dio comienzo al programa, la nueva vicealcaldesa, Begoña Villacís, aplaudió la iniciativa firmada en la anterior legislatura y habló de que querían mantenerla, así que igual hasta se pueden mejorar las condiciones para los siguientes, si hubiera una siguiente promoción.
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La última imagen utilizada en esta entrevista es propiedad de ©Alberto Ortega / Academia de Cine.