Hemos hablado con Mariluz Congosto, reconocida experta en investigación de datos sociales y profesora de U-tad, sobre qué podemos hacer y qué está en nuestra mano para no alimentar ni propiciar los bulos en cualquier momento, aunque especialmente en uno tan crítico como el que estamos viviendo con la COVID-19. Abre tu bloc de notas y apunta todo lo que debes tener en cuenta para ser un ciudadano responsable con la información que te llega:
Hay bulos planificados, bien estudiados, con la intención de difundir un mensaje muy concreto. Otros aparecen de manera improvisada, y muchas veces motivados por momentos de crisis, como la que hoy vivimos. Precisamente en tiempos como el que nos toca vivir hay que ser más prudentes que nunca con la información que se crea, se difunde y se comparte. Evitar malentendidos, así como odio y rechazo a colectivos, y tratar de no transmitir miedo a la sociedad es primordial en una situación tan delicada. ¿Cómo puedes hacerlo? Así:
- No apretar el gatillo rápido del RT
Es necesaria la reflexión. Las prisas son muy malas. No podemos consumir redes sociales de manera compulsiva, leyendo en diagonal, sin entender bien y dando difusión en esas condiciones. Si la gente se parara a pensar no se difundirían tantos bulos. Hay información a la que le falta sentido común y coherencia, así que posiblemente con una segunda lectura no la compartirías. Comparte solo lo que se ve que es verdad o esté demostrado. Yo me pregunto qué ocurriría si Twitter solo permitiera 15 retuits al día. Pues que tendrías que pensar qué retuiteas, ¿no? Y se compartiría mucho menos ruido.
- Espíritu crítico
Tenemos que poder analizar la información sin sesgo, o evitándolo al máximo. Que tengas una posición política no tiene que ver con que pienses que todo lo que viene de ella sea cierto o bueno. Tienes que saber discernir entre la ideología y la verdad.
- No permanecer en una burbuja
Solemos tener conexiones de gente que opina como nosotros, que no contrasta y que reafirma continuamente nuestras opiniones. No existe un diálogo real de personas que opinen diferente y dialoguen de manera civilizada. En cuanto alguien piensa distinto el diálogo suele ser brusco y violento. No hay mesura. Acostumbrarse a leer opiniones que no son como las tuyas es bueno porque te hace ver la opinión del otro lado y te libera un poco, te ayuda a salir de esa burbuja que te asfixia, que te radicaliza incluso.
- Educación digital
Es necesario educar desde temprano. Tenemos que enseñar a los niños cómo son las redes, y explicarles que no todo lo que hay en ellas es verdad. Que aprendan a navegar en este mundo, porque son sujetos muy vulnerables. Estamos llegando a niveles peligrosos de uso de redes. De la misma manera, a las personas mayores que han entrado muy tarde en internet (con WhatsApp y redes), que comparten cualquier cosa, la propia familia las tiene que ayudar. Al final tenemos que aprender que siempre que alguien nos mande un bulo hay que responderle que no es cierto, y enviarle la información contrastada.
- Hacer público quién está detrás de los bulos
Quienes analizamos bulos deberíamos hacer público quiénes son las personas influyentes que reiteradamente los expanden, y que esas personas pierdan credibilidad. Al menos deberíamos poner en cuarentena la información que proceda de ellas. También hay que visibilizar a quienes apoyan y difunden sus mensajes. Cautela con este tipo de perfiles.
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PINCHANDO AQUÍ puedes encontrar la presentación del webinar que hace unos días Mariluz Congosto impartió en U-tad bajo el título: ‘Análisis de bulos, o cómo por el hilo se saca el ovillo’.
Recuerda que tú también puedes convertirte en un experto del mundo de los datos con U-tad.