Martha Rivas es ilustradora, emprendedora y profesora tanto en el Ciclo Formativo de Grado Superior como en el Grado en Diseño Digital de U-tad. Actualmente, acaba de ganar el premio APIM a ‘Mejores portadas’ con su trabajo para Revista Kiwi. ¿Quieres conocerla un poco más? ¡No te pierdas esta entrevista!
P: Estudiaste Bellas Artes y luego Ilustración, ¿cuándo supiste que querías dedicarte a esto? ¿De dónde viene tu vocación?
R: Como todos los que dibujamos, empecé a dibujar desde pequeña. Tenía claro que quería estudiar Bellas Artes, pero en la carrera descubrí que lo que más me gustaba era sobre todo dibujar.
En los años en los que yo estudié la carrera no teníamos ninguna materia de ilustración, así que me especialicé en grabado y en diseño gráfico. A través de esas dos disciplinas pude tomar más contacto y referentes con el mundo de la ilustración, el cómic, el álbum ilustrado… Ahí descubrí que lo que más me interesaba era toda esa parte, ese mundo.
Cuando terminé la carrera quise seguir estudiando y entré en Arte10 para hacer el Ciclo Formativo de Grado Superior de Ilustración, donde aprendí un montón. Además, en esos dos años monté con otras dos compañeras un festival de autoedición e ilustración, Grapa10.
Ya en 2015 empecé a trabajar como ilustradora freelance, y luego en 2016 empecé también a dar clases de diseño e ilustración. Hice también una colaboración de honor en la Complutense, en el departamento de dibujo junto a la profe de grabado, y descubrí que me gustaba mucho. Ahí fue cuando pensé que no solo quería dibujar, sino también enseñar.
P: Tus trabajos están llenos de vida y color, y normalmente cuentan con muchos elementos, ¿qué o quiénes te inspiran?
R: Estar viendo constantemente contenido en las redes sociales te puede llegar a bloquear. Yo prefiero ir estudiando a ilustradores, dibujantes de cómic, álbumes ilustrados… También en los viajes descubro nuevos artistas.
A mí además me interesa mucho cómo plantean los ilustradores el trabajo previo, no solo el arte final, porque ahí es donde está toda la ideación.
P: Eres cofundadora de una revista para niños y niñas de entre 5 y 10 años diferente a todo lo que había visto hasta ahora, ¿cómo surgió? ¿Qué queréis transmitir con ella?
La Revista Kiwi la fundamos las tres compañeras que pusimos en marcha Grapa10 (Raquel Navarro y Marina Hdez) junto a Jorge García, editor y maquetador, en el año 2017. Entonces en España no había un gran mercado de revistas infantiles. De hecho, aparte de las que podías encontrar en los quioscos vinculadas a los canales de televisión de niños o a juguetes, no había nada, quitando alguna independiente que no nos llamaba la atención. En cambio, en Francia o Inglaterra sí que había un mercado interesante con revistas como Anorak, Biscotto, Grau o George, así que dijimos ¿por qué no hacemos nosotros una?
Hicimos una campaña de financiación en Verkami con la que recaudamos más de lo que necesitábamos y además, recibimos una beca para tener un espacio de coworking en La Quinta del Sordo, en el que también prestaban ayuda para plantear el modelo de negocio de tu idea. Inspirándonos en esas revistas que he comentado antes y también en algunas españolas como Mi pequeño país o Gente menuda sacamos adelante el proyecto. Hicimos entonces un segundo crowdfunding para cubrir la primera suscripción y fue muy bien.
Kiwi fomenta el aprendizaje mediante el juego y pretende mostrar diversidad en la gráfica que ven los pequeños, además de lograr que pasen menos tiempo con lo digital, es decir, que la tecnología no sea lo único que relacionan a estímulos, juego u ocio. Así, intentamos que también hagan recetas, que pinten, conozcan nueva música…
P: Ahora que los más pequeños están expuestos a muchos estímulos interactivos, ¿cómo conseguís «engancharlos» a una publicación impresa?
R: Todos los contenidos que proponemos en Kiwi están vinculados con el mundo de lo físico, con el objetivo de que los niños tengan siempre que interactuar con de su familia o con objetos como tijeras, pegamento… Nosotros también solemos organizar talleres en librerías y espacios como La casa encendida o Matadero y nos dimos cuenta de que la recepción era buenísima. Los pequeños se enganchaban rápidamente con cosas muy sencillas, ya que son muy receptivos y tienen necesidad de atención real y de contacto.
La mayoría de las familias que acaban suscribiéndose a Kiwi lo hacen porque se preocupan por que sus hijos no pasen todo su tiempo libre en lo digital, recibiendo constantes estímulos. Cuando estás trabajando en lo físico el tiempo pasa distinto, y esperar las revistas les hace mucha ilusión. Es una experiencia que ellos no suelen tener, por la inmediatez a la que están acostumbrados.
P: Esta revista te han llevado a ganar el Premio APIM en la categoría ‘Mejores portadas’. ¿Cómo es tu proceso creativo?
R: En Kiwi cada número tiene una temática, por lo que ya sabes de qué va a ir antes de ponerte. Eso sí, el ilustrador encargado de la portada elige la paleta de color que va a acompañar todo el número. Yo normalmente empiezo escribiendo ideas que se me asocien al tema, para no intentar caer en lo mismo de siempre. Una vez hecho eso, me gusta dibujar personajes, por lo que empiezo a bocetarlos. De ahí paso a hacer composiciones muy pequeñas, porque si empiezas a hacer el boceto en grande te empiezas a regalar. Una vez tengo todo claro me pongo con el arte final.
P: A lo largo de tu carrera has apoyado la ilustración con diferentes iniciativas (Grapa10, Atunconpan…), ¿crees que en España hay oportunidades para los artistas? ¿Tenéis apoyo de instituciones, organizaciones…?
R: No tenemos apoyo de instituciones. Por ejemplo, en Francia actualmente hay revistas que empezaron el mismo año que Kiwi y ya llevan 40 números, mientras nosotros vamos a hacer el 20 este año. Pero claro, la abres y ves que está financiada por el Institut français.
En Inglaterra no hay tantas, pero también hay más apoyo, incluso privado, que no publicitario. Nosotros por ejemplo teníamos claro que no íbamos a meter publicidad en una revista para niños, y que el día que no tuviéramos dinero dejaríamos de hacerla y listo.
Creo que falta darle valor a la cultura, porque España es un país que ha dado mucho en cuanto a pintura, escritura, ilustración o animación y que lo va a seguir haciendo, el problema es que el marco en el que podemos trabajar es complejo. Los espacios de colaboración del propio gremio, las asociaciones profesionales como APIM o las que hay en Valencia, Barcelona… esas son las que realmente brindan más apoyo y consejo aquí.
P: Actualmente impartes clases en el CFGS en Ilustración de U-tad y en el Grado de Diseño Digital, ¿cuál es tu método de enseñanza? ¿Cómo consigues transmitir tu pasión a los alumnos?
Primero, entrando todos los días a clase con energía porque a veces están lechuguinos, y luego, como en el CFGS doy la asignatura ‘Teoría de la imagen’, que es un poco más sesuda, lo que intento es llevar todo a la práctica, creo que es así consigo atraparlos un poco más.
Por otro lado, en el Grado de Diseño Digital doy Ilustración a los de segundo, y aunque el enfoque es un poco diferente, porque ellos son diseñadores, funciono un poco de la misma manera, a través de proyectos, con el objetivo de que vayan tocando diferentes palos: prensa, personajes, publicidad… Lo último que hemos hecho ha sido un cártel protesta.
P: ¿Qué consejos les darías a tus alumnos?
Que hay que dibujar todos los días, aunque sea un poco, porque la mano se pierde más rápido de lo que parece. Y luego, que tengan paciencia, porque vivir de esto no es algo inmediato, y hay que seguir siempre buscando clientes y estando ahí. Paciencia y perseverancia.
P: Por último, ¿qué tres ilustradoras españolas recomendarías sin dudar?
Ana Galván, Conchita Herrero y Carla Berrocal.