Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital

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Los alumnos del Experto en Pilotaje de Drones de U-tad se confiesan

Víctor Martínez y Luis Crespo son dos de nuestros alumnos del Experto en Pilotaje de Drones. Les hemos acompañado hasta el Aeródromo de Villanueva de la Cañada para ver cómo se desenvuelven en sus prácticas de vuelo.

Víctor Martínez: “Dejé mi trabajo estable para convertirme en piloto de drones”

 

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A sus 41 años Víctor Martínez era afortunado: uno de esos contados españoles con trabajo estable en momentos turbulentos para otros muchos. Cansado de su rutina decidió darle un giro radical y emocionante a su vida. Primero, dejando su empleo y, segundo, apostando por el Experto en Pilotaje de Drones de U-tad. Le encontramos en el aeródromo de Villanueva de la Cañada donde, los fines de semana, toma su primer contacto con el vuelo de aeronaves no tripuladas.

Martínez llevaba tiempo informándose sobre cursos similares hasta que dio con el de nuestro Centro Universitario. “Me di cuenta de que, realmente, este curso es diferente de lo que hay en el mercado. Es muy completo, los profesores son referentes en este mundo y eso me animó a hacer el sobreesfuerzo de venir hasta Madrid”.

Ocurre que, cada quince días, Martínez coge su mochila para desplazarse hasta la capital española procedente de la ciudad Condal. A pesar del cansancio y de los continuos viajes su apuesta es total. Sabe que el mercado demanda profesionales implicados (como él) y bien formados (como lo que tanto él como sus compañeros serán).

Tres meses después del inicio de la formación está seguro de que su elección fue la correcta. A pesar del desgaste, está contento de no haberse decantado por un curso estándar “de los muchísimos que hay en el mercado”. Su postgrado “lo tiene todo”: normativa, mecánica, pilotaje…

Además, poder estar pilotando estas aeronaves con Pablo Tomás Medina – profesor de simulación de vuelo – o con Julio Memba – un referente en pilotaje de drones en España-, “es impresionante, una pasada”, afirma. Dice que, tanto él como sus compañeros, se sienten arropados por un claustro implicado que transmite todos sus conocimientos siendo consciente de que la mayor parte de sus alumnos son totalmente ajenos al mundo aeronáutico y que tienen que aprender desde cero.

¿Lo más difícil para él? Asimilar ciertos términos aeronáuticos, fórmulas y nuevos conceptos que va asimilando poco a poco. “Después el pilotaje son horas, aunque sea difícil, es cuestión de ponerte y, además, es muy divertido, como un juego”.

 

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A pesar de que lleva poco tiempo pilotando, desde fuera parece que es ya un gran experto. Reconoce, sin embargo, que su nivel aún es básico, “nos hace falta hacer muchas maniobras, controlarlas, conocer los procedimientos a la hora de hacer una inspección industrial o de agricultura…eso está por venir”, explica. Por el momento, y según sus profesores, es uno de los alumnos más aventajados.

De momento no ha decidido en qué sector ligado al pilotaje de drones quiere trabajar, tiene muchas opciones para elegir. “Esa es una de las razones por las que estoy haciendo este curso. Nos dan una formación con la que podremos desenvolvernos en todos los ámbitos”.

Luis Crespo: “Supe de este postgrado porque uno de mis hijos empieza a estudiar en U-tad este curso”

 

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Luis Crespo tiene 53 años, es economista y presidente de una gran empresa. Su trabajo está ligado a los negocios, al marketing y a las ventas. ¿Qué por qué estudia un postgrado de pilotaje de drones? Lo suyo, en parte, fue casualidad. Hace algunos meses asistió a una Jornada de Puertas Abiertas de U-tad con su hijo, que el próximo mes de septiembre comenzará a estudiar el Grado en Diseño de Productos Interactivos.

Durante la sesión Crespo vio un cartel anunciando el Experto en Pilotaje de Drones. “Dije, ¡uy, qué curioso!”. Siempre le había atraído el mundo de la aviación, era una aspiración casi romántica, y se había informado sobre el sector, pero nunca se había decidido por un curso concreto. “No quería hacer algo solo por sacarme el título. Lo que a mí me gusta es conocer algo de verdad, desde el principio hasta el final, y es lo que estoy haciendo en U-tad”.

Se siente sorprendido, no se esperaba “tanta seriedad”, sino algo más ligero, como suele ofrecerse en otros centros. Antes de iniciar el postgrado veía el pilotaje como una forma de ocio. “Lo veía como una diversión, con los ojos de un turista, no me había planteado en ningún momento las posibilidades infinitas que tenía esto”.

Ahora su estructura mental ha cambiado y relaciona casi cualquier aplicación con el mundo del dron. “Piensas que, por ejemplo, podrías llevar alimentos a un pueblo aislado. Lo puedes hacer todo, absolutamente todo, con un dron”.

Lo que más le atrae es la posibilidad de llevar salvavidas a alguien que se está ahogando, de tal forma que la persona con problemas no tiene que esperar a un socorrista. “Es algo que nunca se me hubiera ocurrido y lo he aprendido aquí”. También le parece destacable el uso de minidrones con cámaras de visión nocturnas que se anticipan a las patrullas en zonas de conflicto, vigilan los movimientos y determinan si puede haber algún peligro. “Me parece alucinante para reducir los riesgos al máximo”.

Como su compañero Martínez destaca al profesorado del Experto en Pilotaje de Drones. “Es dinámico y hace que una materia que podría ser poco atrayente sea muy interesante”. Le gusta porque está aprendiendo desde cero y porque “el programa está muy bien diseñado”.

El hecho de estar aprendiendo de un sector totalmente opuesto al suyo le está abriendo oportunidades a una nueva carrera profesional. “Está ampliando muchísimo mi visión de vida, mis recursos y mi futuro”, señala. “Quién sabe si en un futuro me podría dedicar profesionalmente a esto. Desde luego, ideas tengo muchísimas, cada vez que voy a clase se me ocurren más”.

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