Podríamos definir el Diseño Gráfico como la disciplina artística que se ocupa de comunicar un mensaje específico con un objetivo claro a un determinado grupo social, manejando o creando imágenes y textos. Y lo defino como ‘artística’ porque un buen diseñador gráfico no sólo maneja herramientas. Esto sólo lo convertiría en un operador de software.
Un buen diseñador gráfico sabe de composición, de manejo de colores y paletas, de tipografías, de psicología de la imagen, de pesos visuales, capta la necesidad del cliente, está al tanto de lo que pasa en el mundo, de nuevas tendencias y tiene el valor, la imaginación y la creatividad necesarias para intentar ofrecer un producto distinto y rompedor, intenta CREAR algo diferente. Obviamente también debe conocer las herramientas necesarias para poder llevar todo esto a cabo (al igual que un escultor debe saber cómo coger un mazo y cómo golpear con él sin hacerse daño). El Diseño Digital obviamente también participa de todo esto, pero la gran diferencia con respecto al Diseño Gráfico tradicional es que el Digital no tiene proyección en los medios tradicionales si no que nació y se desarrolló para Internet.
Se basa en la experiencia con el usuario, busca esa interacción. El usuario también es actor. El internauta no es una persona pasiva viendo la televisión o leyendo una revista (lenguaje gráfico unidireccional), sino que es una persona activa que clickea y trastea en una web, accede a links, escribe, opina, ve animaciones 2D/3D, busca, sube información, descarga contenido, etc.
En la web el lenguaje se convierte en bidireccional, es interactivo. Y la función del diseñador gráfico digital es construir una accesibilidad clara, sencilla y atractiva para toda esa interactividad.
Como dice Joan Costa en su libro ‘Diseñar para los ojos’: “El lenguaje e-Design tiene la capacidad de transmitir el mayor número de datos con el menor número de elementos, con el mínimo espacio de tiempo y el mínimo esfuerzo para el internauta. Y posee también la condición de establecer rutas y guiar literalmente la navegación”. Esta frase no es tan sencilla de realizar como puede parecer. Se necesita preparación.
Con todo esto no quiero decir que el Diseño Gráfico tradicional haya quedado obsoleto ni mucho menos. Toda su base y carga teórica, ideológica, maneras de pensar y actuar son perfectamente aplicables al Diseño Digital. Lo que cambia radicalmente es el medio.
La revolución que supuso en su día Internet no ha parado y sigue desarrollándose, ampliándose y creciendo más y más casi a diario, por lo que el diseñador gráfico que quiera trabajar profesionalmente en este sector, tarde o temprano, deberá empaparse hasta la médula de todos los avances que ofrece la web (foros, newsletters, realidad aumentada, plataformas, redes sociales, gifts, programación, animación 2D/3D, sonido, etc).
Incluso ya se habla de lentillas que proyectan imágenes e información en la retina del usuario o, incluso, implantes cerebrales. Suena mucho a ciencia ficción, pero no lo es.
El papel, los CDs, DVDs, las memorias portátiles… morirán (si no lo han hecho ya). Ese futuro ya está aquí. Todo se mueve por las redes y la comunicación humana va disparada cada vez más a conectarnos mundialmente unos a otros a través de este medio. A través de ciberespacios.
U-tad conoce estos conceptos y necesidades y conoce este futuro, por lo que no escatima esfuerzos en ofrecer al alumnado toda la formación necesaria para preparar a ese futuro artista gráfico digital (¿por qué estudiar diseño digital?). De hecho, U-tad es una universidad, pionera en este país, que nace y crece precisamente para dar ese tipo de formación específica. Concebida por gente y profesionales del sector con muchísima experiencia en diferentes medios, que evoluciona según avanza el mundo y que va a mejor día a día. Este es nuestro compromiso.
Por Víctor J. Calle, Artista Digital
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