Virginia López-Gil Pérez tiene 24 años, hace solo unos cuantos meses que acabó el Grado en Ingeniería en Desarrollo de Contenidos Digitales de U-tad y ya lidera un equipo de cuatro personas en Accenture, donde trabaja como analista de arquitectura cloud en el partnership de Google. Como no podía ser de otra manera, en un día como hoy, también hemos querido saber cuál es su opinión y sentimiento sobre el mundo de la programación.
¿Qué valor tiene la programación en el mundo actual?
Más que de programación hay que hablar de ingeniería de software: se trata de hacer una buena programación, poder gestionarla bien. Creo que ahora mismo lo es todo, es el avance para el futuro, lo que crea los nuevos puestos de trabajo y lo que hace que cambie la mentalidad de las personas. A día de hoy nadie se podría imaginar la vida sin su teléfono u ordenador. Actualmente todas las profesiones tienen algún programa que les ayuda, por lo que la programación se convierte en un pilar fundamental de nuestra vida.
En tu opinión, ¿cuál es el desarrollo que ha cambiado el mundo?
Yo trabajo para Google y creo que no me hubiera podido sacar la carrera ni podría estar trabajando si no existiera el buscador. Es algo que ha marcado a los ingenieros. Ha sido una revolución necesaria para mi carrera, para tener un futuro.
¿Hacia dónde crees que va a ir el mundo de la programación?
Creo que la inteligencia artificial es la evolución. También es necesario hacer programas con una buena base, una buena arquitectura. Los algoritmos que utilizan Google, Facebook o Spotify son ejemplos de desarrollos bien hechos y son el futuro de una tecnología que avanzará hacia lo autónomo.
¿Cómo crees que evolucionarán las aplicaciones de aquí a una década?
Es imposible saber cómo va a estar la tecnología dentro de unos años, son inimaginables los cambios que se van a dar. Por eso un buen programador, un buen ingeniero, necesita una mente cambiante capaz de adaptarse. Nunca sabes lo que va a salir nuevo, cada día se crean cosas que impresionan más y que pensabas que eran algo imposible. Por eso ni me imagino ni quiero imaginarme cómo será lo que está por venir, pero será impresionante.
¿Animarías a los jóvenes que tienen que decidir su futuro a ser programadores?
Antes de entrar en U-tad me encantaba programar, lo hacía desde casa… pero lo que te hace amar la programación y hacer que te guste es tener a alguien que te enseñe cómo hacer un buen desarrollo, con unas buenas bases. Es lo complicado y por eso me encanta la U-tad. Me han enseñado a tener la cabeza organizada y poder programar lo que venga y por eso estoy tan contenta y agradecida.